El problema de muchas organizaciones, especialmente aquellas que
están en decadencia, es que tienden a estar sobre administradas y sub dirigidas.
Hay una profunda diferencia entre administración y liderazgo. Se ha entendido
por administrar la centralización en la toma de decisiones, la conducción de
las actividades, la asignación y la toma de responsabilidades. Dirigir
significa influenciar, guiar en una cierta dirección, curso, acción u opinión.
Los buenos administradores son los que hacen las cosas bien. Los
líderes son los que hacen lo que está bien. Para explicarlo mejor: Un líder
persigue misiones, busca la efectividad , el administrador evalúa actividades,
busca la eficiencia.
El líder creativo atiende a algunas de las necesidades más
fundamentales de los seres humanos: la necesidad de ser importantes, de
proporcionar valor, de ser útil, de ser parte de un grupo exitoso. El liderazgo
eficaz acepta riesgos: innova, desafía y cambia la cultura organizacional. Los
líderes desafían, no imitan.
El administrador, por el contrario, opera con el capital, con
las habilidades humanas, con las materias primas, con la tecnología. Los
administradores incompetentes pueden enfermar más a la gente y desvitalizarla
aún más.
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